Nuestros hijos, nietos y bisnietos necesitan un comienzo saludable en la vida. Las tasas de obesidad infantil están creciendo, pero esta historia no es sobre ese tema popular. Se trata de la mente y de cómo una dieta saludable para niños pequeños abre un camino mejor y más inteligente hacia el futuro.
Este gran avance en salud proviene de Down Under en la Universidad de Adelaide. Los niños alimentados con dietas saludables a una edad temprana pueden terminar teniendo un coeficiente intelectual más alto, mientras que aquellos con dietas más pesadas pueden tener un CI reducido.
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El estudio observó el vínculo entre los hábitos alimenticios de los niños a los seis meses, 15 meses y dos años. Luego, los investigadores examinaron los coeficientes de inteligencia (IQ) de los niños más adelante, en el camino, a la edad de ocho años. El estudio incluyó a más de 7,000 jóvenes, comparando una gama de patrones dietéticos, incluyendo comida casera tradicional y contemporánea, comida para bebés preparada, amamantamiento y comida “discrecional” o chatarra.
Lo que alimentamos a los miembros más jóvenes de nuestras familias, el futuro del país, contienen nutrientes vitales necesarios para el desarrollo de los tejidos cerebrales. Esto es muy importante en los primeros dos años de vida. El objetivo del estudio en cuestión fue analizar qué impacto tendría la dieta en el coeficiente intelectual de los niños.
Se descubrió que ciertos niños a la edad de ocho tenían un coeficiente de inteligencia hasta dos puntos más alto. Estos eran niños amamantados a los seis meses que también tenían una dieta saludable que regularmente incluía alimentos como legumbres, queso, frutas y verduras a los 15 y 24 meses. En consecuencia, aquellos cuyas dietas regularmente incluyen galletas, chocolate, dulces, refrescos y papas fritas en los primeros dos años de vida tuvieron coeficientes de inteligencia hasta dos puntos más bajos a los ocho años.
Esto sirve para reforzar la idea de que los niños requieren alimentos saludables en un momento crucial y formativo en sus vidas. Si bien la brecha de dos puntos en el cociente intelectual no es una gran diferencia, el estudio es un buen trampolín para los asuntos de una nutrición adecuada.
Una montaña virtual de evidencia ha surgido en las últimas décadas en cuanto a las dietas de los niños pequeños . Existen claros vínculos entre las dietas deficientes y los mayores riesgos de una letanía de problemas de salud, que conducen a la obesidad, la diabetes tipo 2, el asma y las afecciones que afectan el corazón. Los niños necesitan un comienzo saludable de la vida, para sus cuerpos y sus mentes, y todas nuestras responsabilidades son garantizar que comiencen.
Debemos considerar el impacto a largo plazo de los alimentos que alimentamos a nuestros hijos, nietos y bisnietos.