Los investigadores informan estas noticias de salud en la última edición del “Journal of the American Medical Association”. Para determinar cómo se usa el yodo radiactivo en los hospitales de los EE. UU., los investigadores analizaron información de la Base de datos nacional del cáncer de EE. UU. en casi 190,000 pacientes con cáncer de tiroides atendidos en 981 hospitales entre 1990 y 2008.
Durante ese período, el uso de yodo radiactivo aumentó de aproximadamente 40% de pacientes en 1990 a 56% de pacientes en 2008. Los investigadores encontraron que los pacientes que tenían enfermedad de “bajo riesgo” (etapa 1) tenían menos probabilidad de recibir yodo radioactivo que los pacientes con cáncer de tiroides avanzado (etapa 4) . Las personas con cánceres en estadio 2 y en estadio 3 eran tan propensas como aquellas con tumores en estadio 4 para recibir el tratamiento.
Otros hechos interesantes se revelaron cuando los investigadores analizaron sus datos. Por ejemplo, la probabilidad de recibir yodo radiactivo también tenía mucho que ver con el lugar donde se trataba a las personas. En general, aproximadamente el 37% de las mujeres menores de 45 años con tumores en etapa 1 recibieron yodo radiactivo. Pero eso varió del 0% en algunos hospitales a más del 90% en otros.
Desafortunadamente, había un margen igualmente grande para los casos de alto riesgo. Para un hombre de más de 45 años con enfermedad en estadio 3 o en estadio 4, las probabilidades de obtener yodo radiactivo variaron del 25% en algunos hospitales al 90% en otros. Una discrepancia tan grande en esta etapa de la progresión del cáncer de tiroides es preocupante, ya que el yodo radioactivo se considera la mejor manera de evitar la enfermedad. En casos como este, las guías médicas actuales recomiendan que los médicos usen los tratamientos radiactivos.
Los pacientes con cáncer de tiroides deben consultar a su médico sobre el tratamiento oportuno y proactivo.