El síndrome de piernas inquietas, o RLS, es una condición que se caracteriza, como es lógico, por un impulso incontrolable de mover las piernas. Las víctimas describen sensaciones de hormigueo, escalofrío, hormigueo, ardor o dolor en las piernas. Caminar y moverse parece aliviar algo de estas sensaciones; de ahí el síntoma de estar inquieto e incapaz de permanecer quieto. Desafortunadamente, la inquietud y el deseo de seguir avanzando tienden a empeorar para los pacientes con SPI cuando están acostados. Sentirse “inquieto” exactamente cuando está tratando de irse a dormir puede provocar insomnio y toda una serie de trastornos asociados.
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El SPI ocurre tanto en hombres como en mujeres, con una incidencia ligeramente mayor en las mujeres. Los síntomas pueden comenzar a cualquier edad, pero la mayoría de las personas afectadas son de mediana edad y mayores. El SPI parece empeorar con la edad. Los pacientes mayores reportan experimentar los síntomas más a menudo y por períodos más largos.
Junto con la pérdida de sueño, los pacientes con SPI pueden notar algunos o todos los siguientes síntomas:
-Irritabilidad
-Dificultad para concentrarse
– Aumento de la sensibilidad emocional
-Inabilidad para lidiar con el estrés o la excitación
-Depresión
-Pérdida de la coordinación física
-La falta de apetito
-Nejo muscular y fatiga
-Un aumento en la menor lesiones y accidentes
– Mayor susceptibilidad a enfermedades menores como resfriados o gripe
Los tratamientos para el SPI varían, con un grado de éxito igualmente amplio. Muchos pacientes reciben medicamentos con dopamina que les provocan náuseas y mareos. Sin embargo, este es un nuevo tratamiento que está comenzando a tener cobertura en la prensa y no parece causar ningún efecto secundario: se llama “terapia con luz infrarroja cercana”.
Los investigadores reclutaron a una mujer de 69 años que había sido afligido con RLS durante más de 30 años (!) y probado muchos de los remedios de medicamentos disponibles sin éxito. Para el estudio, recibió sesiones de tratamiento de 30 minutos con luz infrarroja cercana, tres veces por semana durante cuatro semanas. La escala de calificación del síndrome de piernas inquietas se usó para rastrear los cambios de los síntomas.
Al comienzo del estudio, el paciente obtuvo “27” en la escala de 0 a 40 puntos, que se considera “grave”. Sin embargo, por semana dos, este mismo paciente estaba casi libre de síntomas. Los investigadores concluyeron que la luz infrarroja cercana puede ser un método factible para tratar pacientes que sufren de SPI.
Una nota final: muchos pacientes con SPI tienen poco hierro. El hierro ayuda a transportar oxígeno a todas las partes de su cuerpo. Y el hierro te ayuda a almacenar oxígeno en tus músculos para un uso posterior. En resumen, su cuerpo necesita hierro para producir el combustible que lo ayuda a funcionar. Aumenta tus niveles de hierro y es posible que tus síntomas mejoren. Además, asegúrate de mantener tus niveles de magnesio y potasio también. Estos dos minerales son importantes para la salud muscular. Consulte con su médico las dosis de suplemento.